AUGE Y CAÍDA DE LA GUERRILLA ANTIFRANQUISTA EN GRANADA (1939-52). SEGUNDA PARTE
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El nerviosismo ciudadano por la actividad del maquis local fue aprovechado por el Alcalde para conspirar contra la primera autoridad provincial
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El gobernador José María Fontana soportó una serie de secuestros de ricos, voladura de una casa y tiroteos callejeros con varios muertos
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Fontana Tarrats envió a Madrid informes durísimos que dibujaban a Gallego Burín como un político chaquetero y sólo preocupado por los ricos
José María Fontana Tarrats escribió en una de sus cartas que Antonio Gallego Burín, el alcalde de Granada por entonces, era falangista los domingos y fiestas de guardar. El resto de la semana no se sabía lo que era. Seguro que se refería a la fama de político camaleónico que le antecedía. El gobernador llegó a Granada con la intención de cesar a Gallego Burín y a decenas de alcaldes y cargos. El encargo que había recibido en Madrid de boca del ministro y mandamás del Movimiento, José Luis Arrese, fue reformar el partido único de Falange. Y Gallego Burín no era devoto de Falange. Los tres años que convivieron en sus respectivos cargos estuvieron plagados de desencuentros y tensiones. Y de zancadillas y golpes bajos.
Entre 1944 y 1947 se dieron dos hechos cruciales en la lucha guerrillera de Granada: el traslado de las acciones guerrilleras al escaparate de la capital y la llegada de los enviados del PCE a las sierras y, progresivamente, a la ciudad
No es cierto que José María Fontana descuidara su responsabilidad de lucha y represión de la disidencia política y, sobre todo, de las muchas bandas de maquis y guerrilleros antifranquistas que pululaban por Granada. Eso lo demuestran los números de muertes, detenciones y entregas de hombres de la sierra en los tres años y medio de su mandato en Granada. Entre 1944 y 1947 se dieron dos hechos cruciales en la lucha guerrillera de Granada: el traslado de las acciones guerrilleras al escaparate de la capital y la llegada de los enviados del PCE a las sierras y, progresivamente, a la ciudad.
La guerrilla urbana: los Quero y los Clares
La gente echada a la sierra provenía de militares republicanos que temían por sus vidas; de fugados de cárceles y campos de concentración; de represaliados en sus pueblos al regresar de los frentes; de algunos que tenían delitos de sangre; de hombres significados como izquierdistas durante la II República, etc. Desde mediados de 1939 y hasta 1941 trataron de sobrevivir con la ayuda de conocidos y familiares, acercándose a cortijos y poblaciones en busca de comida, abrigos y medicinas. No fueron demasiados en número y organización; el lema era cometer los menores robos y secuestros posibles, los justos para sobrevivir y no ganarse el odio popular.
Su amplia familia, sus buenas relaciones y su tupida red de colaboradores les permitieron vivir y esconderse en el Albayzín, Barranco del Abogado y Sacromonte. Pero para ello necesitaron recurrir a secuestros económicos con el fin de poder pagar a tantos colaboradores y espías
Fue lo que hicieron los hermanos Quero (Pepe y Antonio) desde su fuga de la cárcel de la Campana en el verano de 1940 hasta que, en 1941, decidieron separarse del Yatero y formar banda propia. Entre 1941 y 1943, los Quero se fueron introduciendo cada vez más en la capital y abandonando el modus operandi de los hombres de la sierra. Su amplia familia, sus buenas relaciones y su tupida red de colaboradores les permitieron vivir y esconderse en el Albayzín, Barranco del Abogado y Sacromonte. Pero para ello necesitaron recurrir a secuestros económicos con el fin de poder pagar a tantos colaboradores y espías. Aquellos primeros años de su actuación en la capital les reportó una reputación casi mítica, al estilo de Robin Hood, el que robaba a los ricos para repartir entre los pobres.
Más de una vez se vio al gobernador Fontana visitar el cuartel de la Guardia Civil del Albayzín (situado en el caserón de los Mascarones) para exigir mayor presión a su teniente; no entendía cómo los Quero entraban y salían a sus anchas en el barrio, cuando las casas de sus familias estaban situadas a unas decenas de metros del cuartel
La frecuencia de sus secuestros se fue incrementando así como la calidad de los secuestrados. También la presión de las fuerzas de seguridad sobre ellos. Más de una vez se vio al gobernador Fontana visitar el cuartel de la Guardia Civil del Albayzín (situado en el caserón de los Mascarones) para exigir mayor presión a su teniente; no entendía cómo los Quero entraban y salían a sus anchas en el barrio, cuando las casas de sus familias estaban situadas a unas decenas de metros del cuartel. Sabía perfectamente que los Quero contaban con la complicidad de buena parte de los vecinos de las calles Pagés, Agua y Fátima; no había movimiento de los guardias que se les escapara.
Ya escribí que Fontana era un economista que pensaba que la reconciliación nacional debía empezar por dar trabajo a partir de reformas económicas y sociales, antes que por la persecución de quienes fueron rojos. No obstante, se interesó mucho por poner coto a la épica de los Quero. Por la fama que arrastraban dando golpes espectaculares, paseando por bares y prostíbulos a cara descubierta, comiendo en restaurantes céntricos y dando propinas desorbitadas.
Y empezó a poner fin a la banda de los Quero incrementando la presión sobre sus familiares. La consecuencia de los interrogatorios de mujeres y niños lo único que consiguió es que la banda se engrosara con los hermanos Pedro y Paco, que también pasaron a la clandestinidad. El auge de la guerrilla de los Quero en Granada capital, y de los Clares y Yatero en los pueblos de los alrededores, se produjo precisamente con José María Fontana al frente del Gobierno Civil.
Pero también es cierto que iba a ser el principio del fin del bandolerismo urbano. Vamos a recordar algunos hechos sangrientos con los que fue obsequiada la presencia de Fontana en Granada:
- 26 de marzo de 1944. La Policía monta una macrooperación en un burdel de la calle Piedra Santa, en la Manigua, en busca de los Quero. Tras una persecución a tiros por las calles de la ciudad, acaba muerto el policía Julio Romero Funes, amigo del alcalde.
- 8 de mayo de 1944. El empresario Manuel Mesa es abordado en la puerta de su casa del Paseo del Salón y le obligan a entregar 10.000 pesetas.
- 6 de noviembre de 1944. Pepe Quero muere durante la exigencia de una cantidad de dinero al dueño de Almacenes Contreras, en el Carril del Picón. Caía el primero de los cuatro hermanos que compusieron la banda.
El gobernador y las fuerzas policiales, envalentonadas por este éxito casual, redoblan sus esfuerzos tras los Quero. El 15 de enero de 1945, los espías del teniente Rafael Caballero creen tener localizada a la partida de los hermanos Quero en la casa número 28 de la Cuesta de San Antonio. Efectivamente, allí habían ido a descansar tres miembros de la banda de los Quero (Baldomero de la Torre Torres, Bernardo González Rodríguez y Antonio Velázquez Murillo), pero no había ninguno de los Quero. Tras día y medio de asedio, el teniente Caballero decidió dinamitar la casa. Entre los escombros, en el patio trasero, encontraron seis cadáveres, suicidados o tiroteados entre ellos; se trataba de los tres guerrilleros, del dueño de la casa (Leonardo González Fernández, del PCE, y padre de uno de los maquis), de un hijo del propietario y de una mujer
BIBLIOGRAFIA RECOMENDADA.
–Fontana Tarrats: un economista falangista en el Gobierno Civil de Granada (1944-47), de Manuel Martín Rodríguez. Revista del Centro de Estudios Históricos de Granada y su Reino, número 29.
–Percepciones y actitudes ante la guerrilla en la Granada de posguerra, de Claudio Hernández Burgos. Revisa del CEHGR, número 26.
–El último frente, ensayo colectivo coordinado por Jorge Marco y Julio Aróstegui. Especial interés de la parte del maquis granadino que analiza José María Azuaga Rico.
–Resistencia armada en la posguerra: Andalucía Oriental (1939-52), tesis doctoral de Jorge Marco Carretero. Universidad Complutense.
–La guerrilla antifranquista en Andalucía (1939-52), de José Antonio Jiménez Cubero.